
Compañera, que feliz de volver a la patria de tu boca, que es una fiesta, tibia y perfumada como el pan. A tu sonrisa de pájaros libres.
Compañera, si espero llegar al hogar de tu vientre, a cobijarme en el cielo de tus caderas.
Compañera, si son tus manos pequeñas, las que tejen y acarician, las que sostienen banderas y hacen crecer las primaveras. Sueño con vos.
Compañera, si las huellas de tus pies descalzos y pequeños marcan el camino, yo lo sigo, y me abrazo a la estrella, la que en tus ojos destella, la que me dirá que al final, hemos vencido.